3 de noviembre de 2010

LA RED SOCIAL "La otra cara de Facebook"

Ya no se le escapa a nadie que nos encontramos ante uno de los fenómenos más impresionantes del siglo XXI. Algunos pensaron que con la aparición, y posterior propagación, de internet por todos los hogares de la aldea global se produjo la última revolución histórica que tardaría muchísimo tiempo en superarse. Pero al llegar a la primera década del siglo XXI nos damos cuenta de que la expansión del mundo virtual de internet ha provocado infinidad de micro-revoluciones que se van propagando a nivel exponencial y velocidades de vértigo tanto por jóvenes de programadores como usuarios anónimos.



El último hito de nuestra era, sin duda alguna, será recordado con el sobrenombre de “Facebook”, esa herramienta monstruosa y a la vez indispensable para la sociedad de hoy en día, surgida de la mano del jovencísimo Mark Zuckerberg. Hoy mismo podríamos escuchar esa frase lapidaria que encierra la esencia de la enorme revolución que explotó hace tan sólo unos años: “Si no estás en facebook es que no existes”. ¿Eso es posible? ¿Tiene esa sentencia algo de cierto?


Resulta increíble que en una sociedad en la que ya estamos hastiados de la multiplicación sistemática y vomitivamente repetitiva de toda una serie de programas basados en aquello que se conoce como “La vida en directo” (aquellos “realitys” que otrora fueran la panacea de los gurús de un Nuevo Mundo alternativo, y hoy sigan deambulando como parte de un mundo que lucha a trompicones para volver a humanizarse), se hayan visto desplumados por el viento abrumador del nuevo canto de sirenas: “Una vida virtual, una vida colgada en la Red”


Hasta aquí, el fenómeno que da origen a la película: el germen que provoca la historia basada en la novela de Multimillonarios por accidente (de Ben Mezrich), y que trata de relatar hechos reales de aquello que parece estar cambiando la forma de relacionarse y convivir en nuestra sociedad (un hito comparable a la normalización del uso del teléfono móvil o el acceso a internet doméstico).


Sobre la película de David Fincher debo indicar que se trata de un Drama muy sobrio, con excelentes diálogos llenos de frases ingeniosas, burlonas y bien depuradas, un guión bastante fluido, y un montaje muy rítmico (casi sin descansos durante toda la trama).


Dentro de la historia real que sirve para promocionar la película, nos encontraremos con algunos planteamientos arquetípicos que se van desarrollando a lo largo del film: la vanidad humana, el desengaño amoroso, la simplista pero a la vez compleja relación entre adolescentes, la percepción juvenil de invulnerabilidad ante un mundo agreste, la futilidad de una amistad carente de sinceridad, la ambición y la envidia, el miedo y la venganza, con el resultado de una trágica huída de la soledad que tanto detesta el ser humano en un mundo tejido sobre una Red Social.


El personaje protagonista se yergue durante las dos horas de la trama como un paradigma del orgullo personal, como el caballero oscuro de una vanidad pueril, el abanderado de la ambición apocalíptica, el reflejo de una mente preclara capaz de anticiparse ante lo que el resto necesita, capaz de atropellar cualquier obstáculo que se le resista. Su afilada habilidad expresiva y espinosa capacidad asertiva, llegan a provocar mordaces diálogos que explotan la prepotencia del personaje en cada escena, llegando a empequeñecer cualquier sentimiento personal de todo aquél que le rodea o acompaña. El mensaje es claro y la paradoja argumental es brutal: un hombre incapaz de relacionarse con los que él mismo considera inferiores, es capaz de crear la herramienta de socialización más exitosa del mundo.


A pesar de la magia de todos esos sarcásticos y memorables diálogos, y de la intensidad en cada uno de los sentimientos humanos reflejados en cada plano con un ritmo endiablado, debemos encontrar algún pero en esta cinta. Desde el principio parece que el espectador está obligado a conocer el fenómeno que se narra, es como si la historia pretendiera ser tan condesada que se han saltado muchas explicaciones, y se llega directamente a una pequeña parte del todo. ¿Qué pasará con aquellos extraterrestres de este planeta que no hayan oído hablar de ese tal “facebook”? Seguramente no entenderán parte de la historia. Parte de la trama se desarrolla dentro de un proceso judicial, e incluso con algunos términos legales que podrán representar algunas dificultades para cualquier leguleyo, lo que acabará dificultando el máximo grado de disfrute global de esta adaptación en la que, en ocasiones, parece que el ritmo tan brillante acaba atropellando levemente el montaje final.


Es posible que le hayan faltado minutos a esta historia, y que no debamos hacer sangre con el pésimo doblaje al que nos vemos sometidos en la versión española (al menos durante las primeras escenas). Pero ante todo estamos ante una gran historia, con unos actores (el protagonista Jesse Eisenberg y especialmente su amigo Andrew Garfield) que nos hacen vibrar en cada toma, bien dirigidos por el maestro David Fincher, con un guión adaptado de Aaron Sorkin repleto de soberbios diálogos, que hacen del conjunto global una bellísima obra para disfrutar en pantalla grande.

0 comentarios:

Publicar un comentario