30 de noviembre de 2010

SIAM PARK "El Parque Acuático más grande de Europa" (Parte 2)

Recorrido del Vulcano
...Continuación del Vulcano.-    (Ver SIAM PARK -1ª Parte)

Al llegar a la parte más alta de la escalera de piedra nos adentramos en una estructura decorativa que aparentaba ser un enigmático templo de la antigüedad de estilo asiático. No parecía que fuésemos a darnos un chapuzón, más bien era como si estuviéramos conquistando alguna especie de lugar sagrado de tribus secretas.




Una vez dentro de aquella estructura, bajo techo, comprobamos en primera persona el curioso sistema mecánico de arrastre de los flotadores desde la piscina de expulsión de los toboganes hasta la parte superior de la atracción. El sistema “engancha” los flotadores y los va subiendo ladera arriba mediante una cinta transportadora de color negro. En este caso, las entradas de las dos atracciones estrella se sitúan dentro de ese “mágico templo”, lo que permite que la maquinaria y un operario del parque estén surtiendo de flotadores a ambas atracciones continuamente.


Cada socorrista de esa zona tiene sus propias pantallas de imagen donde se puede observar el recorrido interno de la atracción para poder tener controlada en todo momento la seguridad de los usuarios. Y fue a partir de ese momento cuando empezábamos a divagar sobre lo que nos esperaba dentro de unos instantes. Desde la parte de abajo no puedes observar la caída completa de los toboganes, ya que la estructura de todos ellos se encuentra perfectamente camuflada mediante la decoración y la propia naturaleza ambiental, pero cuando te sitúas en la boca del tobogán por primera vez ya todo da igual: cualquier aspecto será sorprendente.



Bajada del Vulcano y el Dragón


El socorrista nos colocó el flotador cuádruple en el agua, nos juntó con las 2 personas que teníamos delante en la fila y nos explicó la forma de situarse para subirse correctamente. Unos segundos después y un empujito más tarde, empezó la emoción:


Una bajada fulgurante por un oscuro túnel que no dejaba de emanar humillo del vapor de agua interior, unos cuantos gritos en el descenso soltando alientos de adrenalina y un breve giro para encontrarnos en una cavidad interior del tobogán en la que empiezas a flotar en círculos. En esa etapa del recorrido se observan efectos de láser y otras luces con algún sonido, emulando el interior de un volcán. Después, el flotador se dirige hacia un hueco central para volver a tomar velocidad y, como si fuéramos eruptados del volcán, acabar cayendo nuevamente por un tubo cubierto que va girando a oscuras hasta llegar a la piscina de escape.


La experiencia se antojó estratosférica, incomparable al resto de típicos toboganes de un parque acuático. El nivel de intensidad de esta atracción se marca como medio, pero no hay duda de que su sensación es extrema y su diversión insuperable.


5.- DRAGÓN



Nada más salir del agua, todavía sin capacidad de reacción tras la adrenalina desatada en la bajada, subimos casi inconscientes la misma escalinata de antes para quedarnos esta vez en la fila de la derecha -la que indicaba la entrada al Dragón-.

Embudo dentro del Dragón


Otra vez dispuestos dentro de un flotador de 4 personas, nos empujan por un tubo cubierto con una pronunciadísima pendiente que nos hace coger una velocidad endiablada justo antes de la última curva. En ese instante el tubo se abre al exterior por una fuerte pendiente de bajada poniendo a los ocupantes en el límite extremo de la verticalidad (lo que hace que la persona que vaya de espaldas en ese punto tenga la sensación de que va a salir por los aires expulsado del flotador, o de que éste va a volcar irremediablemente).


Parte Trasera del Dragón
El segundo tramo es una estructura con forma de embudo inclinado en un plano de unos 45º sobre el suelo. A este embudo se accede con la anterior caída al vacío, por lo que el flotador consigue la velocidad suficiente como para subir por las rampas del embudo hacia un extremo y luego volviendo hacia el otro, imitando el efecto del clásico boomerang. En los puntos más altos de cada uno de los extremos parece que el flotador también va a volcar, ya que da la sensación de que los pasajeros se encuentran casi a 90º en paralelo con el suelo. 


El último tramo es una entrada vertiginosa por el hueco del embudo para acabar traspasando una pequeña zona cubierta que nos escupe a la piscina de recepción.


La sensación de esta atracción fue “terriblemente” emocionante, sin dudarlo, una de las mejores de todo el recinto.




6.- ALGUNAS REPETICIONES


Todavía nos encontrábamos saliendo del agua dejando atrás el flotador, cuando decidimos, casi hipnotizados por las sensaciones vividas, volver a subir a ambas atracciones para repetir la inigualable experiencia.


Nuevos compañeros de viaje, nuevas sensaciones previas, las mismas bajadas con distinta emoción, y una nueva explosión de adrenalina al llegar a las piscinas de recepción. ¡Increíble!, cada curva parecía la de una nueva bajada a pesar de acabar de repetir en las mismas atracciones de hacía tan solo unos minutos.


7.- TOWER OF POWER


Tower of Power


Había llegado el momento de seguir probando emociones. Todavía era pronto como para que el parque estuviera a pleno rendimiento, así que había que aprovechar para probar la última de las atracciones estrella del parque, posiblemente la que más prestigio y reconocimiento internacional le esté dando al recinto: LA TORRE DE PODER.



Siguiendo camino abajo, tras salir de la piscina de recepción del Volcano, se alzaba una colosal estructura que parece presidir todas las miradas del parque. Se trata de una torre elevada hasta casi 30 metros del suelo, coronada por un pequeño palatino de madera que sirve de lanzadera de un vertiginoso tobogán. En la parte más baja de la atracción, el tobogán se introducirá por un tubo de metacrilato que atraviesa un acuario lleno de tiburones vivos.

 Admirada desde la base de la atracción, la envergadura del tobogán todavía parece más imponente. Justo encima del tubo interior del acuario, podemos encontrar un alzado de la estructura que sirve como mirador, para que cualquier persona pueda observar en vivo los descensos más salvajes de todo Siam Park.




Estructura de la Tower of Power


Os recomiendo subir a esta atracción a pelo, es decir, tan sólo con el bañador y absolutamente nada más, posteriormente os contaré el por qué. Sin pensármelo ni un segundo más de la cuenta, con el fin de evitar las ya famosas colas de la atracción más extrema, me abalancé escaleras arriba, como si hubiera perdido el avión de vuelta, para poder probar la experiencia cuanto antes.


A ambos lados de la enorme instalación se elevan unas escaleras de piedra, perfectamente tematizadas, que parecen llevarnos hasta un templo infinito. Antes de llegar al templete que corona el tobogán, ambas escaleras se juntan en un espacio más ancho que hace las veces de descansillo. Después se debe continuar por unas escalerillas mucho más estrechas y pronunciadas hasta llegar al final. Por el camino, varias pantallas digitales van mostrando a los visitantes las instrucciones, advertencias de uso y forma de colocación en el tobogán para efectuar la bajada más segura posible. Lo cierto es que todos los consejos de seguridad y la atención de los socorristas es de altísima calidad en todas las instalaciones, pero la primera vez que uno se acerca a esta inmensa Torre se le empieza a acelerar el pulso de forma incontrolable nada más observar todo este tipo de advertencias previas.
Tiburones en la Torre de Poder




20 minutos después me encontraba a sólo un paso del “Gran Descenso”. Dicen que esta atracción suele tener colas de más de una hora desde abajo del todo por lo que, a pesar de haber perdido bastante tiempo, no había resultado una mala opción la de acudir a primeras horas de la mañana a las mejores atracciones. Justo antes de situarse en posición, habían colocado una cadena para evitar el paso a la plataforma de “despegue” y, mientras los visitantes conteníamos los nervios empezando a bombear sangre de forma desmesurada por la emoción, una de las socorristas nos mostraba unos carteles con las posiciones que debíamos adoptar con el cuerpo para evitar incidentes en el descenso. Nuevamente, se trataba de otra medida de seguridad provista por los dueños del parque.


Mientras el penúltimo de la fila estaba atendiendo a las últimas explicaciones, otro de los socorristas de la instalación se ocupaba de dar la salida al visitante que permanecía tumbado en el tobogán. Unos segundos después de que mi antecesor en la fila hubiera iniciado su descenso llegó mi turno, atravesé la cadena y justo en ese momento el típico cosquilleo de excitación previa en estos retos hizo acto de aparición. En esos momentos, la socorrista levantó su mano derecha para darme el alto.


Yo le miré con cara extrañada para preguntarle:


- ¿Qué pasa? ¿No puedo seguir ahora?


Ella simplemente me señaló la cadena de oro que llevaba al cuello y movió de un lado a otro su dedo índice, que todavía permanecía en alto.


- Vaya tela, ya la hemos liado - Pensé yo. Ese momento hubiera podido ser la justa excusa para echarme hacia atrás y no tener que pasar ese mal rato inicial de caída libre hacía el vacío desconocido. –Sí he llegado hasta aquí después de tanto tiempo, no pienso darme la vuelta – Me dije para mí mismo.


- ¿Y si me la quito y la dejó aquí mismo, al lado del tobogán? – Le dije sin pensármelo dos veces. –Muy bien, luego la recoges –Me dijo ella, asintiendo como si estuviera acostumbrada a esta escena.


Así que inmediatamente me despoje de la cadena y me adelanté hasta el tobogán acumulando toda la adrenalina posible, como si estuviera llenando la clásica barrita de energía de los videojuegos de lucha. Ya no era momento de echarse atrás, una miradita desde la parte más alta hacia el acuario de la atracción y la sensación era espeluznante, -¿Cómo voy a caber por ese tubito a tanta velocidad? – Pensé para mí. – Bueno, mucha gente ya lo hecho antes ¿no? –Eso es lo que suele repetirse la gente para vencer su “mieditis”.


- ¡Ahora! – Eso fue lo último que escuché del monitor.


Tobogán de la Torre de Poder


Después, me sentí cayendo al vacío sin freno a una velocidad trepidante. Casi no resultaba posible abrir los ojos para disfrutar de las vistas, ya que todo era un flujo de agua constante que impactaba contra tu cara. En breves instantes, el agua dejó de golpearme la cara con fiereza, supuse entonces que acababa de entrar por el tubo del acuario. Traté de observar los tiburones a mi alrededor pero, en unas décimas de segundo… ¡!!!Chofffffff!!!!! Acababa de aparecer en la piscina de recepción casi sin haberme enterado de nada. La fuerza ingobernable de la gravedad, la modificación espacial al entrar en el tubo y el leve malestar provocado por el agua que todavía permanecía en los ojos, hacían que al salir de la piscina se mostraran síntomas de una extraña desorientación. Al salir del agua con pasos desacompasados, te llegas a sentir como el centro de admiración del público, que recibe sonriente al viajero con el fin de observar su cara desencajada tras el descenso.


Tubo dentro del Acuario de Tiburones


Sinceramente, creo que las sensaciones previas y la magnitud de la atracción vista desde cualquiera de sus ángulos resultan mucho mejores que las que luego se sienten en la bajada. Es tan rápido el descenso y tan fuerte la desorientación que no llegas a enterarte realmente de lo que está sucediendo. Además son tan sólo unos pocos segundos y cuando quieres darte cuenta ya estás sumergido en la piscina final, por lo que no se llega a disfrutar lo suficiente como sería previsible. Es posible que probando más veces se le coja el truquillo a la atracción y se pueda degustar de otra manera, pero yo no quise pagar el precio de volver a esperar tanto tiempo para un viaje con falta de suficiente picante.


8.- THE GIANT



Una vez que habíamos probado todas las atracciones más famosas del parque, tocaba recorrer la parte Suroeste del recinto para seguir encontrando nuevas sorpresas. Un poco más abajo de la atracción de la Torre de Poder, en dirección a la salida, se puede observar cómo nace una prominente cabeza que preside el parque desde las alturas.


La enorme cabeza sirve de base para la divertidísima atracción compuesta por dos toboganes giratorios y conocida con el nombre del “GIGANTE”. Con una magnífica decoración, podemos decir que simplemente el hecho de admirar la tematización de esa escultura merecería la pena en sí mismo. Pero si decidimos probar la emoción que se siente al dejarse atrapar por la boca del Gigante, estoy seguro de que tarde o temprano tendremos que repetir una y mil veces esa fantástica experiencia.


La fila del Gigante se inicia junto a unos servicios bien tematizados. Por toda la curva ascendente, con suelo de cemento, tendremos que cargar a cuestas con el flotador –sencillo o doble- que utilizaremos en esta aventura. De hecho, esta ingrata labor, es el único punto negativo de esta divertidísima atracción, ya que en las anteriores nos habían mal acostumbrado.


The Giant al fondo, junto a Tower of Power


Al llegar a la parte más alta de atracción nos introdujimos de lleno en la enorme cabeza que domina y da nombre a la atracción. Dentro del habitáculo nos encontramos con el socorrista, otras nuevas pantallas digitales y una fila que se divide en dos para acercarse a los toboganes gemelos.


Uno delante y otro detrás, esperamos la señal del socorrista y poco después iniciamos nuestro viaje. El primer tramo consiste en una bajada a oscuras dentro de un tubo que va haciendo un semicírculo constante y ganando mucha velocidad hasta llegar a la parte principal de la atracción: una especie de cazuela gigante que, desde fuera de la atracción, se levanta simétricamente junto a la del otro tobogán, simulando lo que podrían ser los brazos del gigante.


Dentro de la cazuela al aire libre, empezamos a girar en círculos una y otra vez, rodeando siempre un agujerito oscuro en el centro, con el flotador en posición horizontal con un ligera sensación de leve descenso. La velocidad se ralentiza bruscamente en esta parte del recorrido, los ojos se fijan en ese pequeño agujero al que parecemos dirigirnos irremediablemente, “¿Cabremos por allí? ¡Parece muy pequeño!”. Unas cuantas vueltas más tarde, caímos por el agujero centra para atravesar la última parte del tobogán en descenso a oscuras por un tubo que desembocaba finalmente en la piscina final.


Cazuelas del Gigante
La sensación de esta atracción podría asimilarse a la de ser absorbidos por una especie de taza de wáter gigantesca. Para ser una atracción de nivel moderado-fuerte es sin duda una aventura totalmente emocionante y muy suculenta para repetir una y mil veces (como haríamos a lo largo del día).









9.- MEKONG RAPIDS





Mientras seguíamos comentando la extraña – y divertidísima- sensación de sentirse dando vueltas a merced de un estrecho agujero negro que nos había succionado irremediablemente, escuchamos a unos niños que hablaban maravillas acerca de un tobogán con mucha altura, varias curvas y emocionantes resaltos.


- ¡Está allá abajo, es de las mejores y no hay casi cola! - Gritaba uno de los niños.


- Pero es que estoy en la cola del Gigante todavía –Le contestó el que parecía ser su amigo.


- Pero es que allí no se tarda nada y es de lo mejorcito. ¡Es altísimo! ¡ Te tiras desde arriba y bajas varias veces por cuestas y un montón de curvas y saltos de cientos de metros!


- Vaya pues nada más terminar aquí me bajaré con vosotros.


- Vale, ¡Nosotros vamos corriendo a por otra!


Elefante en lo alto del Mekong Rapids


Así que, tras esos efusivos comentarios no pudimos resistir la idea de comprobar si era cierto lo que estaba relatando aquél chiquillo y decidimos acudir a la parte baja, en el Suroeste del Complejo.


Esta vez también debíamos recorrer una larga caminata ascendente hasta el punto más alto de la atracción, escondida tras la vegetación y muy bien tematizada por sus alrededores. Pero aquí no teníamos que llevar el flotador a cuestas, por lo que pudimos disfrutar de un tranquilo paseo de ascenso, escuchando plácidamente la música ambiente que emiten los altavoces de todo el parque.


Al llegar arriba, nos dimos cuenta de que habíamos avanzado en un suspiro hasta casi el inicio de la atracción (una especie de mausoleo de piedra artificial nos esperaba junto al monitor de turno y el majestuoso elefante que presidía la estancia). En esta ocasión, además del corto tiempo de espera, nos sorprendió la forma de realizar el descenso: se utilizaba tan sólo un flotador enorme, mucho más grande que los habituales, con capacidad de cuatro personas. Los flotadores eran como una especie de barca, tenían agarraderas en la superficie para los brazos y una lona en la base interior del mismo para resguardar los pies.


Flotador barcaza del Mekong Rapids
Una vez colocado todo el grupo dentro del “flotador-barcaza”, iniciamos nuestro descenso con todas las expectativas puestas en esa versión infantil hiperexagerada del niño que nos había incitado a correr hacia esta atracción. 


Se inicia el descenso pronunciado, se vira en las primeras curvas para volver a subir y descender bruscamente, asimilando el efecto decaer en unas pozas pero sin detenerse un segundo. El recorrido es uno de los más largos de todo el parque (a excepción del Mai Thai River), toda la caída es de ese estilo: varias rampas con curvas, y cada vez mayor desnivel para ir bajando hasta las faldas de la atracción, como si hubiéramos ido descendiendo por un río de montaña (aunque de forma artificial, pero extremadamente divertida y original).


Sin duda alguna lo mejor de esta frenética atracción, es poder compartirla en un grupo tan numeroso dentro del mismo flotador, lo que asegura una infinidad de carcajadas y emociones. No se trata de una atracción de sensación extrema de peligro, pero sí es cierto que puede tiene algunos virajes bruscos en función del peso que lleve el flotador, por lo que hacen de cada descenso un recorrido especial y distinto.



Vista del Gigante

Continuará...        (VER SIAM PARK -1ª Parte-)








2 comentarios:

  1. Sí sí sí.Totalmente de acuerdo el mejor para mí sin duda el mejor es el volcán.La Torre del Poder es muy rápido y no disfrutas tanto como por ejemplo en el volcán o el dragón.Por cierto allí había un socorrista mulato aquello era anormal estaba muy bueno joder .Con cariño de las frikis.WASP.

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